tu presencia creante en nuestra sangre.
Que tu gracia divina nos empape
con vivencia de gozos teologales.
Que la fe nos alumbre certidumbres
y la esperanza sólidos cimientos.
Que el amor nos conquiste y nos rebose
con empleo de oficios adorantes
y con gozos de entrega diligente.
Que vivamos sin miedo embriagados
cantando la alegría de existir
y ser palabra eterna de cariño.
Que seamos Contigo alegradores
de los hombres talados por la pena.
Que salvemos al mundo sin sentido
con certezas pobladas de horizontes.
Que el Hijo-Dios, plantado en las entrañas
de la Virgen Purísima, nos robe.
Nos robe y enloquezca. Nos deslumbre
al oír su Palabra redimente.
Que estemos sumergidos, impregnados
en su misma locura de cariño
que se pronuncia en nuestra pobre carne.
Que con gozo libérrimo prendamos
el fuego de su Amor Resucitado.