Se revela tu Luz en la hermosura
de la Virgen sencilla, de María.
Se goza tu divina cercanía
en la paz que desprende su figura.
Pones en Ella tu sonrisa pura,
el salmo de tu dulce melodía.
En Ella luces tu perenne día
y el nido maternal de tu ternura.
Espíritu de Amor, viento divino
que tu sol trinitario cristalino
me impulse hacia tu Luz hasta que entre.
Dame tu mano, llama prodigiosa,
hasta ver en el rostro de tu Esposa
al mismo Dios, capullo de su vientre.