Cuando la niebla con sarcasmo ciega
las pupilas del hombre, cuando llega
la oscura soledad a sus entrañas
por sendero de letras alimañas;
GRACIAS por el gran sol que mucho antes
encendiste, CERVANTES.
Cuando el rayo taladra el universo
y no se escribe con amor el verso
ni se escucha el lenguaje de la estrella
por ser de Dios la luminosa huella;
GRACIAS por dar camino a los errantes
con tu pluma, CERVANTES.
Cuando el crudo ateísmo nos aterra
y la esperanza eterna se nos cierra
sumergidos en duda deicida,
cuando es la Nada nuestra inmensa herida;
GRACIAS por alejar interrogantes
con la luz de fe, CERVANTES.
Cuando sumisos al respeto humano
apagamos la paz de nuestro hermano
y encendemos el odio que nos hiere,
cuando en las almas el calor se muere;
GRACIAS por tu familia de fragantes
rosas de amor, CERVANTES.
Cuando la prosa hiela nuestros huesos
y la lujuria mancha nuestros besos,
cuando estamos enfermos de tristeza
y robamos el sueño a la belleza;
GRACIAS por la aventura de diamantes
que soñaste, CERVANTES.
Cuando atardece en todos los caminos
y en nuestros pies se clavan los espinos
de la selva confusa que devora,
cuando ya no esperamos a la aurora,
TOMANOS, indefensos caminantes,
de tu mano, CERVANTES.
(Sencillas reflexiones desde el Quijote, conferencia en la Escuela del Profesorado de EGB 27.11.1976: un poema que he escrito para agradecer a Don Miguel de Cervantes su fe profunda y cristiana)