Hablabas del Amor. En Él vivías.
Jesucristo reinaba por tus venas.
Rompía tu palabra las cadenas
de cárceles sin Dios mudas y frías.
Decorabas las ánforas vacías
y plantabas semillas de azucenas.
Fecundabas los llantos y las penas
con brisas de sencillas alegrías.
El amor al Amor te hizo camino
de barro humano y de calor divino
que florece cariño caminando.
Este fue tu secreto divulgado;
esta tu luz de loco enamorado:
¡Sólo Dios! ¡Siempre Dios! ¿Dios abrasando!