6/6/23

LLENA

 



 




Ningún dolor, Espíritu Divino,

como el vacío hambriento que nos muerde.

Vacíos nuestros ojos que no saben

leer el infinito entre las cosas.

 

Vacías nuestras manos que no tocan

con pulso de cariño laborioso.

Vacíos nuestros pies, torrentes secos

que caminan con prisa hacia la nada.

 

Vacías nuestras almas, que no liban

eternidad pensante, cuando piensan.

Vacío el corazón desempleado

de cariño sincero y generoso.

 

Ven, Espíritu Santo. Llena el hueco

de nuestro ser deshabitado y triste.

Llénanos del amor que no perece

aunque nos hiera el frío del declive.

 

Llénanos de latidos adorantes,

de minutos densísimos sirviendo.

Llénanos de Ti mismo. Y la sonrisa

florecerá motivos de esperanza.