Cielo de Dios es María;
cielo del hombre afligido.
Hogar, primavera, nido
para el alma que confía.
Causa de nuestra alegría;
paraíso sostenido;
corazón hecho latido
que aleja la noche fría.
Dios, en la Virgen, madura
el sueño de su ternura
y su cariño de Padre.
Dios, en la Virgen, precisa
su mirada y su sonrisa
de fiel y cercana Madre.