27/7/23

ESTALLÓ LA PRIMERA MENTIRA

 


 





No, Señor, ellos,

nuestros primeros padres,

no son tan malos, Tú lo sabes.

 

Fue la mentira,

fúnebre estadillo del orgullo.

Ellos quedaron inundados

en un polvo tenebroso

sin ver tu luz.

 

Pecaron, eso sí, por no gritar:

“Socorro, alguien nos

intenta arrancar los ojos

de la visión

sencilla y pura,

amante y serena…

Alguien, que no eres Tú…”.

 

Pero no gritaron.

Creyeron en el deleite oscuro

de un sueño egoísta.

Y no fue sueño, fue ceguera cancerosa.

 

Quedaron desnudos de luz.

Vertidos

al hambre,

al frío,

a la sed,

a todos los ríos que recogerían

las aguas sucias de las ciudades futuras.

 

Tenían vergüenza

de haber asesinado

tu paternidad,

alucinados por el orgullo.

 

Se disculpaban culpándose el uno al otro.

Empezó la división y el fuego

de la lujuria.

 

Y, Tú, Señor

les donaste

su primer elemental vestido -hojas de higuera-,

esperando -se lo dijiste-

su retorno sincero

el otro mayor abrazo

de tu amor…de tu verdad.

 

Ellos retornaron al

paraíso de tu amistad.

Gracias, Señor, nosotros

de siempre somos tus

amigos.