Una mujer o una estrella
que se ha perdido al volar,
divina de iluminar,
tímida de ser tan bella.
Por eso Dios quiere en ella
su planta humana posar:
Le deletreará “amen”,
hijo mío, sea tu huella.
¡En nuestra mirada oscura
se mancha tanto la luz!
Y por fin, ángel de Dios
otra vez hacia la altura
te vas. Una triste cruz
presagia tu triste “adiós”.