Soy con vosotros, niños del deseo
envueltos en la urgencia del oficio.
Algo en común tenemos: este vicio
de soñar con el mar como trofeo.
No sé si el mar que en vuestros ojos veo
es el mar de mi amor fuera de quicio,
no sé si esta locura es el inicio
de una amistad que en verso escribo y leo.
Pero de carne somos, caminantes
con equipaje humano de belleza
tenemos en común sufrido y sonrisa.
Abrámonos la puerta cuanto antes;
los niños solos mueren de tristeza
si a los niños salvamos hay prisa.