No sé cómo decirte que te quiero
al mirarte, Señor, crucificado:
En abrazo de amor estás clavado
y, en cruz vertical, vuelas primero.
Soy de barro, Señor: pero Te espero
para volar Contigo liberado.
Vivo yo, mas no yo que estoy llagado
y, en mi cárcel de hombre, prisionero.
Tu amor en sangre, río que ilumina
penetre en la penumbra de mi casa
para encender el leño que Te espera.
Quiero vivir, Señor y en Ti culmina
la vida que no tengo y que me abraza
en presagio de eterna primavera.