10/11/23

MADRID URGENCIA

 






Ese hombre simétrico que calza

soles negros de piel y sobresalto,

que calcula los baches en la acera

para ganar segundos fugitivos,

que oculta el corazón entre las manos

acostumbradas a morir en cifras;

esa joven que siente primaveras

por la cascada de su pelo rubio,

y deja que sus alas se embriaguen

en mañanas azules de esperanza;

ese niño de pájaros inquietos

que aprovecha rincones de plazuelas

para soltar sus piernas y su alma

tras la dócil esfera que le invita;

ese anciano que lleva las espaldas

densa carga de sueños iniciados;

esa madre que abraza henchida bolsa

de colores domésticos en germen;

ese alzar hormigones y ladrillos

para clavar espadas verticales;

ese reloj de esfera macilenta

que amenaza llegar sin concesiones;

ese latir del tiempo por tus venas,

Madrid, juguete de tenaz galope;

¿qué es? ¿adónde va? ¿cómo se canta?

 

Madrid, hecho de búsqueda impaciente

anverso de la calma y del silencio,

tu pronuncias mis ansias enclaustradas

la innata rebeldía de mis huesos.

 

Buscamos más el “más” no espolea

sangran nuestros ijares encendidos.

Apenas los paisajes inocentes

que florece la madre en la cocina

o la muchacha de cascada rubia,

o el hombre niquelado en geometría

o el niño devanado en carcajadas

o el anciano cargado de nostalgia

dejan huella en los ojos de este anhelo.

 

Somos y por correr nos ignoramos,

nos estorbamos neciamente ciegos,

nos herimos buscándonos dementes.

¿Por qué el acero frío de la urgencia?

¿Por qué su asesinato de amapolas?

Tal vez el hombre nuevo te quite aristas

librando versos que se lleva el viento

sin estrenar la pluma adormecida.

Tal vez el hombre nuevo reconcilie

el pan y el corazón de las palomas.