con júbilo reciente mis claros ruiseñores.
Hay nuevos aposentos con nuevos moradores,
pero mi casa Suya me sigue cobijando.
Llueve mi Dios-Amigo sobre mi campo yerto,
cuando se queda mudo mi corazón pequeño.
Prende mi Dios-Amante los fríos de mi leño
con la llama que alumbra su Corazón despierto.
Recolecto las mieses con sudores de llanto,
pero Dios me da fuerza con luz de Su mirada.
Transita mis arterias Su gracia enamorada
restaurando mis llagas de miedo y de quebranto.
Me regala horizontes de Esperanza infinita,
si mis ojos miopes no descubren camino.
Y, tanto me protege, que se hace Pan y Vino
para nutrir mi sangre con su carne bendita.
Yo vivo articulando el verso que me inunda,
como viven las flores cantando primaveras.
De mis ojos se vuelan palomas mensajeras
con misión de cariño y gratitud profunda.
Dios es Bueno. Lo sé, porque lo experimento.
A diario me llena de gozo inmerecido.
Dichoso aquel instante en que me ví fundido
en la lumbre de Dios, mi Vida y mi Contento.