19/2/23

VERSOS DE GRATITUD

 



 

Annie, Pauline, Elisabet, amigas:

Tomo la pluma para daros gracias

en versos de sencilla confidencia.

 

Venís de lejos con el alma llena

de ríos caudalosos y de selvas

donde la luz del sol entona salmos

y los árboles rezan en silencio.

 

Os llama Dios por dentro. Solicita

vuestra hondura de amor contemplativo.

 

Llegáis a estas tierras castellanas

con huellas antiquísimas de fe.

Hablan de nuevo las paredes firmes

de nuestros monasterios olvidados.

 

De nuevo sienten vida en sus entrañas

cuando vosotras, jóvenes morenas,

vais plantando sonrisas vegetales

en su jardín y en sus penumbras mudas.

 

Escuchasteis felices la llamada

de Francisco y de Clara. Su carisma

encendió vuestra sangre fraternal.

 

Hijas de Dios, en Su regazo tierno

arriesgáis vuestras vidas generosas.

 

Vuestra pobreza, en júbilo vivida,

os hará dueñas de la “paz y el bien”.

 

Seréis hermanas de la flor humilde

y del lobo feroz que hará las paces

con todos los corderos inocentes.

 

No quedarán vacíos vuestros cuerpos

de vírgenes prudentes que custodian

sus alcuzas de aceite enamorado.

 

Libres seréis en obediencia activa

buscando el bien de todas las Hermanas

que convierte la vida religiosa

en familia de gozos hogareños.

 

Madrecitas seréis de muchos hijos

con caras de inocencia jubilosa,

porque vosotras con fervor oculto

transfundís a sus venas vuestra sangre.

 

Gracias, Hermanas, con vuestra presencia

vuelve a Castilla su latido místico.

 

Construiréis los castillos interiores

que Teresa inició. Recitaréis

la llama de amor viva que os enciende,

como a Juan de la Cruz en noche oscura.

 

Aunque no lo busquéis, seréis estrellas

que brindan claridad en este mundo.

 

Nacerán vocaciones alentadas

por vuestro ejemplo de creyentes fieles.

Y nosotros, con voz agradecida,

hermanaremos Asia con Europa.

 

Sois de la India; pero sois tan nuestras,

que todos los paisajes castellanos

os cobijan con gozo de familia.

 

Todo lo vuestro nos resulta grato:

la belleza del sari que os envuelve;

las canciones con alas de lirismo;

los modales pausados de liturgia

y hasta los guisos de sabor picante.

 

Nos enseñáis el vuelo sosegado

hacia el misterio del Amor Inmenso.

 

Sois felices con poco, porque dentro

lleváis fervor de lámpara humildes.

 

Gracias, Hermanas, flores de la Virgen

que talla en vuestra cara su sonrisa.

Gracias, Hermanas, navidades vivas

que alumbran los establos monacales.

Gracias, Hermanas, versos de silencio

que convocan salterios de esperanza.

 

Cuando la historia fiel se desperece

para decir verdades constructivas,

quedará vuestro nombre manuscrito

con la pluma de Dios.

 

Sabrán los sabios que la ciencia fría

sólo salva con alas del espíritu.

Sabrán que vuestra entrega generosa

estaba en el cimiento de sus torres.

 

Gracias, Hermanas, por venir a darnos

los mayores valores del oriente:

sentido familiar que funda hogares;

vida sencilla que comparte panes;

vigor de ascetas que conquista cumbres

y gozos hondos de lenguaje místico.

 

Gracias, Hermanas. Nuestra casa abierta

agradece que entréis para poblarla.

Que Jesús y la Virgen os inunden

de alegría perenne y difusiva.

 

A nosotros nos basta con saberos

Hermanas entrañables de la India.

 

(A mis hermanas Annie, Pauline y Elisabet, de Villascastín, en su Toma de Hábito. Villascastín - día de la Asunción - 1997)