6/3/23

CON VOSOTRAS ESTOY ENTRE MIS VERSOS

 

 


Mis queridas amigas de Brasil:

El tiempo y el espacio nos limitan

y no puede mi voz felicitaros

con el gozo de física presencia.

Pero en las alas del humilde verso

con vosotras, mis amigas,

dialogaremos acueductos recios

y alcázares de vuelo universal;

rezaremos silencios monacales

en Ávila de piedra y misticismo,

con Teresa y con Juan; contemplaremos

la sonrisa del Chorro en Navafría.

 

Vosotras, con los ojos, pintaréis

los espléndidos bosques de Brasil;

sus ciudades de sueño recién hecho

y lo mejor del alma brasileña:

sus gentes florecidas en palabras

de ternura y de luz, como vosotras.

 

No estamos lejos. Nunca estamos lejos

los amigos de Dios. Nos calentamos

en el único hogar de la presencia:

El Amor que se encarna y manuscribe

de la sangre sencilla de María.

 

Os he dicho con cierta imprecisión

que estaré con vosotras Olvidadlo.

No estaré con vosotras, porque estoy

desde que Dios me regaló la cita

con vuestra sencillez apasionante,

con la verdad vuestro ser cristiano,

con vuestra filiación de la Señora,

con vuestra gratitud primaveral.

 

Vosotras sois, entre mis versos, reinas

de la presencia floreciendo siempre.

Con vosotras estoy cuando recéis.

¡Y tanto estáis creciendo y alumbrando!

Con vosotras estoy cuando me duelan

los pies de caminar por los caminos

a veces secos y áridos de España;

con vosotras estoy cuando mis manos

son acueductos de divina gracia;

con vosotras estoy cuando os pronuncio

con mi palabra evangelizadora.

Porque os pronuncio, amigas, os pronuncio

sin pediros permiso; ya lo tengo

del mismo Dios que me lo da en sonrisas

cuando al pensaros rezo por vosotras.

 

Conmigo predicáis cuando la aurora

se hace esperanza y gozo de la alondra.

Conmigo predicáis cuando la noche

quiere matar palomas de alegría.

Conmigo predicáis cuando aconsejo

vocación del Camino que libera.

Conmigo predicáis. Conmigo estáis

tan verdaderamente que estos versos

son humildes cerillas junto al sol

de la presencia vuestra en mi cariño.

Y…como falsa retórica de espuma

habla mi corazón y en él me alojo.

 

Al coronar los 25 años

del hogar encendido en el Brasil

os felicito sólo agradeciendo

bondades al Señor, que con vosotras

ha salvado sonrisas en los niños,

caminos de promesa en los adultos

y confiada paz en los ancianos.

Ha salvado en vosotras la Palabra

el verso del Amor que nos redime.

 

Gracias a Dios que os guarda y os cobija

en el recinto cálido del gozo

de vuestra vocación de Misioneras.

Gracias a Dios que os ama en la Señora

su Madre Benditísima y humilde

que os enseña a servir en el silencio,

en el detalle de labor oculta,

en el candor de la mirada limpia

en vuestro corazón contemplativo.

Gracias a Dios que muere con vosotras.

Gracias a Dios que con vosotras siempre

resucitó y está resucitando.

¡Gracias a Dios y gracias a vosotras!

 

¿Veis cómo estamos juntos superando

mares de dilatada lejanía?

Nunca podrán los rayos separarte

si el mismo sol enciende su morada.

Por eso no termino con palabras hermosas de nostalgia

esta carta de amigo confidente;

me quedo con vosotras dando gracias

por el Amor divino que nos une.

 

(Carta en verso a las Misioneras de Acción Parroquial en las Bodas de Plata de su fundación en Brasil)