31/7/23

LAZO DE AMISTAD

 


 


Señor ¡qué bella es la amistad!

Junto al amigo verdadero

nunca hay soledad.

La soledad huye

como rapaz nocturno

a las primeras luces

del alba.

 

El dolor de la espina secreta

crea ciertos problemas

de intimidad

se mitiga, hasta tornarse casi deleite

cuando el semblante amigo

capta nuestra confidencia

y dialoga, en gesto y palabra sincera,

su simpatía.

 

Por eso las máscaras

no saben dialogar,

ni revelarse

¡siempre iguales!

Congeladas

en el grotesco dibujo

de su momento sin vida.

El amigo está vivo.

El amigo digiere

nuestra propia vida

hasta hacerla suya.

Y guarda secreto

porque el dolor de que

nuestro secreto

se manche con las manos sucias

de la publicidad,

es su dolor.

 

Por eso también confía

en que nosotros -amigos-

guardemos el suyo

como tesoro que nos confía. 

 

La amistad se apoya

en el equilibrio -casi mágico-

de la sinceridad y la discrección.

 

Es bella la amistad, Señor,

pero ¿por qué hay tan

poca amistad de ley entre los hombres?

¿por qué los hombres

fabrican y brindan como reales casas

y cosas de papel

camufladas con la astuta pincelada

de la mentira?

 

No, Señor, que no se

dilate más la primera mentira,

que estalló serpentinamente,

entre los hijos de tu luz.