Gracias, Señor, retornamos de nuevo
a tu mejor confidencia:
Tu Palabra se ha hecho carne.
Es carne de hombre:
nuestra carne.
Paseas por nuestras venas,
resides en nuestra sangre,
como en el hogar íntimo de tu ser.
No es posible más.
Ya, no es posible más.
Cristo. Jesucristo…:
Palabra…Amor…
Y basta. Ya basta
para vivir.
Ya no balbucean las cosas,
dicen plenitud.
Cantan.
Cantamos en armonía que se abre
la niñez, juventud, madurez, ancianidad.
Ya es fácil morir:
La muerte será el cántico solemne
de nuestra llegada.
Jesucristo.
Vida nuestra.
Eterna vida nuestra.
Sagrada plenitud tuya
del Padre
pronunciándote.
Culminación en
tu larga historia
de entrega.
Amor delicado, que avasalla
silenciosamente.
Amor, que envuelve
que impregna
que “novifica”.
Amor: Palabra tuya.
Carne tuya y nuestra;
Verdad tuya:
amigo, hombre fiel a cualquier cita
¿Volverá a llagarme nuestro corazón de soledad oscura?