El misterio de Dios se hace Palabra
de carne dolorida y polvo grave.
No es música su voz ni pluma suave,
es tierra que con sangre siega y labra.
Esta sangre de Dios, hecha Palabra
es recinto de amor en donde cabe
la esperanza del hombre. Será llave
que a la eterna salud le llame y abra.
A la eterna salud, a donde aspira
el corazón del hombre peregrino
acosado de polvo del camino.
No estamos solos, Dios-Amor nos mira,
nos habla, nos habita, nos pronuncia:
Testifica con sangre lo que anuncia.