Así mi corazón como tu mano,
enorme mano, corazón enorme;
así, Madrid, mi corazón se forme
grávido seno de latir humano.
Siempre gestando en mi, siempre cristiano,
abierto a la esperanza que transforme
siempre cálido hogar, siempre conforme
con vivir y crecer hacia el hermano.
Si la carga te agobia y te suicida,
si te cansas de ser madre encendida,
si te hieren derribos y desmontes,
siémbrate a las flores, llama a las alondras
mezcla en tu sangre vegetales frondas,
pero nunca admitas horizontes.