Estrellas encauzadas
estrellas niñas de laboratorio.
Os posáis en arbustos de metal
y anidáis, hechas llama entre los hombres.
Autoridad de luz, sólo de luz;
sin sonidos ni gritos nos mandáis;
Tal vez sólo apeláis a las raices
de la conciencia humana soterrada.
Verdes, abrís caminos vegetales;
rojas, salváis arroyos en la sangre;
en parpadeo amarillo mitigáis
esta prisa de flecha que nos hierve.
Yo, poeta, deja en la ciudad,
buscando flores para no morirme
buscando niños para no mancharme
buscando estrellas para no enfriarme
os suplico presencia en mis pupilas:
en mi alcoba de sangre en la penumbra.
Recordadme que habito codo a codo
con los hombres sin nombre que me miran
y que puedo crecer desmesurado
en bosque de cardos que se punzan.
Recordadme que nacen en el cielo
estrellas milenarias cada instante,
y se mueren estrellas en el frío.
Recordadme que vivo y puedo alzar
este temblor de luz: que soy estrella
hacia la estrella verde de la Vida.